Menú de fiesta para que 100 hombres cenen rico rico.

La palabra albergue me recuerda a la época de universidad, cuando íbamos a esquiar. El albergue era el sitio de descanso, donde hacía calor, donde se podía descansar y donde reponíamos fuerzas para seguir al día siguiente.

Ahora “albergue” sigue siendo así, pero tiene un significado más amplio; es un lugar de acogida, lugar donde quedarse, donde hacer hogar, curar las heridas y rehacer el alma.

De todo eso se ocupan, en el Albergue de Santa María de La Paz, los Hermanos de San Juan de Dios. Digo en plural, Hermanos, porque ahora están sólo dos para cuidar a los casi 100 hombres que viven allí. Tienen una ayuda importante de los trabajadores sociales y de los profesionales del huerto, pero son sólo dos.

   

Para romper su día a día, el cinco de diciembre nos colamos en su cocina para preparar una cena navideña, ¡la primera de este año! Empezamos pronto porque elegimos un menú con bastante trabajo. Cierto es, que el equipo de voluntarios ha hecho esto muchas veces, y era un muy buen equipo, así que terminamos antes de lo previsto.

Algunos de los residentes se asomaron a la cocina al ver más movimiento de lo habitual.

Jorge y Alejandro, los cocineros, son muy tranquilos. Esa tarde la cocina estuvo mucho más ruidosa.

Preparamos:

– un caldo para entonar

– un surtido de pintxos

-y una caldereta de emperador.

 

Rematamos con brownie con helado. Aquí es muy importante el postre, no se lo saltó ninguno. ¡Les encanta el azúcar!

A punto de entrar al comedor, un par de voluntarias salieron a comentarles en menú al jardín, ¡es un menú de fiesta!  Y enseguida entraron a disfrutarlo.

Elegían los pintxos como en un buffet, sonreían al señalar que “de ese también quiero”. Y hubo posibilidad de repetir ¡y algunos repitieron!

Nos sonreían y nos agradecieron la cena. ¡Todo les pareció riquísimo! Y es que los voluntarios de Avanza ONG sabemos organizar grandes fiestas. 

No entendí por qué me pidieron el nombre de cada voluntario antes de servir la cena. Dejamos recogido todo como si no hubiera pasado nada especial.

 

Nos llevamos sus sonrisas, sus “muchas gracias”, sus palmadas en la espalda para acercarse cariñosamente a nosotros y su “no tardéis un año en volver”.

A punto de marcharnos nos dieron las gracias con un recuerdo de la noche.

Quiero dar las gracias a Esther por la ilusión que pone en todo, a Juan Antonio por dejarnos hacer, a Jorge por cedernos el control de los fogones y a Ramón por inmortalizar cada momento.

Esta ha sido la primera cena del proyecto “Navidad para Todos” donde este año vamos a conseguir que más de 15.000 personas de colectivos desfavorecidos puedan celebrar la Navidad.

 

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