Una dura realidad más cerca de lo que pensamos

A mediados de febrero fuimos a visitar una zona de Madrid que nos sorprendió mucho: el poblado de Pitis. Es una zona de chabolas justo detrás de la estación de Pitis, a menos de dos minutos del barrio de Mirasierra.

Conocer las necesidades y las condiciones de vida de las personas a las que ayudamos es fundamental para llevar una ayuda lo más eficaz  y útil posible.


Nada más llegar al poblado nos sorprendieron las malas condiciones del asfalto y las zonas sin asfaltar, así como las estructuras de las chabolas y sus tejados.
Visitamos a tres familias: una de 3 miembros -padres y una hija pequeña-, otra de 5 -padres y tres hijas pequeñas- y otra vivienda en la que vivían una familia de 4 personas -padres, un hijo y una hija-, la abuela y tres familiares. 7 personas en una chabola con solo dos estancias: una habitación con baño incorporado y sin ningún tipo de privacidad y un salón que hace las veces de habitación por la noche.

Desde el «jardín» de estas casas, donde la hierba se mezcla con escombros y basura, estas familias pueden observar las icónicas 4 Torres de Madrid.


Tras conocer las necesidades de estas familias, entre otras las de agua embotellada y material escolar, nos pusimos manos a la obra para preparar un gran lote de ayuda. Así que apenas unos días después acudimos acompañados de dos trabajadores de PWC (Price Waterhouse Coopers) a entregar lo que con tanto cariño habíamos preparado.


¡No os imagináis con qué ilusión nos recibieron! Sobre todo los más pequeños, a los que también llevamos chuches y algún regalito 😉

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